EL AVIÑECU

Bendito sea Dios y valla tormenta nos ha caído del monte acá, parecía que aquellas nubes negras se nos iban a echar encima. A ver que me dará de comer esa mujer mía, mala liendre la coma. ¡¡¡¡¡ Mujer, Miguelillaaaaaaa. Grite, grite Padrino, que como si nada. Mujer!!!!!, Miguelilla!!!!!!! Es que no hay nadie en este pueblo..... dime padre. ¿Ahora vienes tú?. Donde está tu señora madre si puede saberse. Está en casa de la vecina cosiendo unos vestidos. Jolín!!! con los vestidos, así se quemaran todos. Ya voy, ya voy....valiente cantidad de leña que habéis traído. Caramba madrina, si supiera  usted lo que nos ha costado.... Sois unos ordinarios y unos groseros, más vale sosegaros un poco y hablar como la gente educada. Puedo prometer y prometo que todo el dinero que de ustedes saco en mi bolsillo lo meto. Ese sabor que llena, el sentido del nuevo día, ese sabor que llena...... Bunti, café al instante, Bunti fuerte y estimulante, hecho a conciencia, Bunti, café al instante, Bunti, ...

.. Que buñuelos hacía mi Tia Pepa, geniales, con paciencia, con su receta e ingredientes secretos. Se ponía a cocinar en aquella minúscula cocina del cuarto de casa, de la calle Mer de la Barceloneta. Los hacía planitos, bien rebozados, de sabor suave....¡¡ahhhhhh!! se me está haciendo la boca agua solo pensarlo. Una vez, sin decirnos nada, cambió el bacalao, por otro ingrediente sorpresa. Cuando todos ya estábamos con la barriga llena de comer, y después de felicitar a la cocinera, nos comentó que aquello que habíamos comido, eran buñuelos de "cerebro". ¡¡¡¡¡Dios Mío!!!!!, gritamos todos con caras de asco. Todavía se debe estar riendo.... de nuestra reacción. La Tía Pepa y la Tía Maria vivían juntas, eran hermanas. Yo me pasé media infancia en su casa. Salía del cole y nada más entrar por la calle, veía a mis dos tías en el balcón esperándome. El café con leche y el bollito de nocilla con pan de Viena, era mi merienda preferida. Siempre me contaban historias, sus vive...