EL MUNDO DEL CINE

  En La Salle,  los viernes, antes del final de las clases, íbamos al teatro  para ver los trailers de las películas, que el domingo pasaban en el cine del colegio. En fila india como pelotones, llenábamos el aforo del frío teatro. Justo el momento en que las luces de la sala se apagaban,  y empezaba la proyección, entraba en otra dimensión. La intensa luz que entraba por mis retinas, me transportaba a un lugar, en el que yo, quería ser protagonista. El sonido hacía que mi vello se pusiera de punta. Me preguntaba: ¿Qué habría detrás del rayo luminoso que salía de aquella diminuta ventana?
Poco a poco, me fui aficionando a la técnica de la proyección. Fue  casualidad, que uno de los compañeros de patio, fuera el encargado de las proyecciones del colegio. Así, que manos a la obra, y,  como dice el dicho "quien la sigue, la consigue" Al poco tiempo, me hice amigo de Pedro, el maquinista. Por fin llegó el día, que me propuso ser su ayudante en cabina de cine. Recuerdo la primera vez que pise la cabina, dos monstruosas máquinas de proyección negras rodeadas de tubos y botones, numerosos interruptores de iluminación de la sala, bobinas inmensas, películas, infinidad de carteles de películas que rodeaban aquel pequeño  habitáculo. Aprendí en muy poco tiempo, aquel arte en la preparación de película y su proyección. Al año siguiente, Pedro dejó el cine, y pasé a encargarme  de todo.
 Los viernes al mediodía, empezaba mi trabajo. El Hno. José Luís, me daba el dinero para ir a recoger las bobinas de las películas que se iban a proyectar el domingo. Cogía el autobús, y me bajaba en Vía Layetana, y cerca  de la catedral, estaba la distribuidora “San Pablo Films”. Allí, en unos maletines de color rojo desgastados, descansaban las cintas para su posterior proyección. Títulos como "Gorgo y Superman se encuentran en Tóquio”, “Los cuentos de los Hermanos Grimm", formarán parte de mi memoria. Por la tarde al terminar las clases, me iba  a la cabina para preparar las cintas. En unas manivelas, pasaba de una bobina a otra toda la película, luego  cortar y pegar, hasta juntar las tres bobinas, en una más grande, me lo pasaba pipa. Todo preparado para el gran acontecimiento...
  El domingo sobre las tres y media de la tarde, encendía el triste fluorescente de la cabina,  bajaba la enorme pantalla del teatro, colocaba los mega altavoces detrás, conectaba el audio e iluminación y cerraba el telón.
 A las cuatro de la tarde, la inmensa  marabunta de niños llenaban los duros asientos de madera del teatro. Un señor del Ampa del colegio, encargado de la vigilancia, me daba la señal con una linterna para proceder a la proyección. Llegaba mi momento, bajaba poco a poco las luces, hasta crear un ambiente tenue,  encendía el proyector, el ruido del motor me daba el pistoletazo para activar el sonido, cuando  la imagen salía a toda pastilla por la ventanilla,  abría el telón y apagaba todas las luces. Luego,  esperar que finalice la peli, para preparar la otra. Antes de  acabar, pulsaba el timbre conectado al bar, al que daba la señal  para que se prepararan para recibir los hambrientos y sedientos espectadores. El Sr. Vidal y su mujer preparaban  unos “frankfurts con mosta y toma" que estaban de rechupete. Cinco minutos antes de la siguiente proyección, un timbre indicaba que iba a empezar la segunda parte.  Finalizada la sesión, venía lo más duro, todo lo que se había  montado el viernes, se tenía  que desmontar y volver a colocar en su sitio.
 El silencio y la oscuridad eran mi única compañía. Cerrando el teatro, recorría los pasillos del colegio vacío, como si fuera un fantasma, hasta llegar al despacho para dejar todo el material. Todo había quedado atrás.... las luces, el sonido, las cintas, los personajes, el sueño, fueron unos años inolvidables. Ahora cuando entro en una sala de cine, vuelvo a sentir lo mismo, recordando aquella experiencia, y a la salida, siempre miro por detrás de aquella diminuta  ventanilla. 

Comentarios

  1. I si haguessis tingut (juntament amb Eche i.. no sé...)un bon padrí, no creus que tot aquest món artístico-creatiu ara mateix no seria també la teva professió? A casa pensem que sí.
    marc

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